Brigitte von Savigny
TRONCO, enero de 2015


La participación como concepto de cambio es el eje de la obra Tronco de Herta Seibt de Zinser. Después de las transformaciones de la serie “Lineas, Semillas, Frutos” de diferentes composiciones grupales y conjuntos de filigrana formados a partir de tubos de hierro en “Transformaciones”, una obra interdisciplinaria de escultura y danza de 2006 en el E Werk de Friburgo, la instalación Tronco amplía las formas alternativas de ver, en las que se puede experimentar sensorialmente la mutabilidad de la escultura en una entidad metamórfica.

Junto con las monumentales condensaciones de color (pintura al óleo) del artista de Friburgo Herbert Maier, Tronco es una obra completa y al mismo tiempo un escenario visionario en el que se integran las más diversas disciplinas artísticas. Se convierte en una fuente de inspiración e intuición para los conjuntos de danza y las formaciones musicales, la percusión y la voz en el espacio escultórico de paso, escenificado coreográficamente, por un lado, y la pura exposición destinada a la contemplación, por otro.

Durante un proceso de pintura que duró meses, se crearon dinámicas cuadrículas de campos de color cuyas intensas impresiones visuales bidimensionales y espaciales penetran a través de las intersecciones de las líneas y curvas metálicas. Los lienzos, de unos cuatro por cuatro metros, forman por un lado la puerta de entrada o salida y también el final arquitectónico de las curvas escultóricas del movimiento.

Los óleos de Herbert Maier transforman espirales y vórtices explosivos en texturas transparentes en un marco pictórico densamente estructurado. No es lineal, sino que se superpone en numerosas capas de esmalte translúcido, surge un campo de color gris azulado de profunda espacialidad, que contrasta con la cara opuesta, también de succión esférica en amarillo-ocre. Aquí, en la búsqueda de la mutabilidad, se crea una armonía entre la pintura y la escultura. Los contrastes, como la cerrazón de los campos de color a la frágil ligereza de la escultura, surgen de nuevo del constante fluir y recordar.

La estructura de líneas caligráficas curvadas en barridos y espirales traza un tronco de árbol (tronco en español) y progresa desde su amplio crecimiento en secuencias más densas hasta formas más tranquilas, el final de la escultura. (Siguiendo el significado etimológico de la palabra latina, “truncus” es el tronco vascular en el que todo fluye y cobra vida). 

Toda la instalación se extiende sobre una superficie de casi 22 metros de longitud y unos 8 metros de anchura. La luz y la sombra magnifican la escultura, que se extiende hasta tres metros de altura, muchas veces, especialmente en la gran sala del E Werk, donde Tronco se inaugurará el 30 de enero de 2015. En este espacio, la luz reflectante disuelve los límites e ilumina el juego de la variabilidad y el equilibrio. La luz despliega todo el espectro de grises del metal, desde el grafito claro hasta el negro profundo, pasando por la oxidación terrosa. Los tubos de hierro redondo de 27, 21 y 15 mm se doblan bajo llama caliente. 

Un mecanismo de enchufe conecta los tubos individuales en los puntos de separación puntuales previstos. Este requisito técnico une las curvas y los segmentos individuales y permite el desplazamiento y el desprendimiento flexible de los elementos individuales en los campos de superficie para el libre desarrollo y la improvisación de los intérpretes. Durante las actuaciones temporales y las interacciones coreografiadas, los espectadores se encuentran en el espacio circundante. Al caminar, el cambio de perspectiva en las líneas escultóricas de la vista y las mallas de color les lleva a un intenso proceso de visión. La experiencia de la luz, el espacio y el color junto con los gestos de las obras escénicas se extienden a momentos utópicos.