Observaciones
Regine Kemmerich-Lortzing 2017
(Traducción del alemán de Tereresa Ruíz-Rosas)


Hace muchos años que Herta Seibt de Zinser madruga casi todos los días  para entregarse a estudiar la naturaleza. Analiza a veces con lupa algo que le ofrecen su entorno o su jardín: sea la hoja de un árbol, una flor, sea una rama, un fruto… A partir de esos pequeños productos naturales, observa hasta en los detalles más ínfimos la diversidad de formas y líneas que se le presentan y las transcribe al papel con toda precisión en dibujos a lápiz. Los resultados jamás estuvieron pensados para exhibirlos, sino que le servían de ejercicio meditativo para concentrarse en lo esencial, la naturaleza.

La naturaleza por su parte no distingue nunca entre figurativo y abstracto. Las formas son formas y las líneas líneas. Formas y líneas, sin embargo, pueden presentar grandes variaciones en función del ángulo desde el cual las contempla el artista u observador y crear entre sí la percepción de espacios sorprendentes. Durante ese intenso proceso de observación de las líneas y formas de las plantas, fue que Herta Seibt de Zinser descubrió cómo algunas de ellas, en su paso al papel vistas con lupa, podían transformarse en figuración. La percepción sufre una metamorfosis, despierta asociaciones, se convierte en una manera de interpretar. Los cambios son fluidos y dirigen nuestra forma de mirar. Un descubrimiento que motiva a la artista y por el cual se siente muy agradecida.

En qué medida se relacionan y pertenecen el arte y la naturaleza para Herta Seibt de Zinser, se puede apreciar en primer lugar en sus esculturas. Es conocida por sus plásticas de tamaño humano hechas de tubos de fierro como dibujos en el espacio. Para ello, la artista calienta, dobla, forma, adhiere y suelda en un complejo proceso, tubos de fierro de diverso grosor, que sitúa en espacios cuidadosamente elegidos, como signos descomunales de una caligrafía especial. Sus trabajos escultóricos destacan en un paisaje rocoso de los Alpes, establecen contacto con árboles y arbustos en parques, pero también se pueden adaptar a un entorno urbano o incluso instalarse en un espacio interior con majestuosa tranquilidad frente a la arquitectura. Esto último ha quedado de manifiesto en su exposición individual en el E-Werk de Friburgo de Brisgovia.

Cuando Herta Seibt de Zinser empieza a calentar y doblar los tubos de fierro, no sabe exactamente cuál va a ser el resultado final de su trabajo, pero en tanto ha analizado previamente con todo rigor el entorno en donde la futura escultura habrá de imponerse, ya lleva consigo las líneas y formas naturales que aquel espacio le ha permitido descubrir. Es en pleno proceso del trabajo de esculpir, que “se deja llevar” al moldear el metal de los tubos, los cuales van abriéndose paso al formar sus caminos y deformarse en sí mismos. Es un método de trabajo extremadamente abstracto, en el cual inserta intencionadamente diversos puntos de articulación, pues hasta la escultura más rígida debe ser susceptible a la modificación, se halla a merced de la ley vital que todo lo abarca, la ley de la continua transformación. De modo que en sus esculturas abstractas se cristalizan de nuevo una y otra vez las líneas y formas de la naturaleza que las rodea.

El concepto de naturaleza que maneja Herta Seibt de Zinser no solo incluye al mundo vegetal en toda la riqueza de su actividad, que cada primavera tenemos ocasión de vivir con mayor intensidad, cuando todo penetra y se abre paso hasta imponerse. También la humanidad entera forma parte de la naturaleza, y de hecho tendría que considerarse a sí misma como tal en vista de estar sujeta a las mismas leyes naturales de nacer y crecer, conquistarse un espacio y morir, pese a toda su razón y sus talentos. Se trata de una convicción conceptual que aspira en la forma a fundir en una sola unidad los diversos rasgos marcantes de la naturaleza en la obra de arte.

Algunas grabaciones fílmicas dan fe de cómo las personas conquistan literalmente estas esculturas de manera creativa, sean bailarinas, músicos, tanto jóvenes como adultos mayores. El proyecto TRONCO ha sido el ejemplo más destacado de esta interacción; una escultura dentro de la cual podía caminarse, que en 2015 estuvo expuesta en el E-Werk de Friburgo de Brisgovia y con la cual entablaron un diálogo activo muy diferentes grupos.

Para la escultora Herta Seibt de Zinser la naturaleza y el arte están tan entrelazados, que el arte no solamente tiende un puente a la naturaleza, sino que es en sí mismo un puente entre los seres humanos. Sus esculturas invitan a la actividad creativa, y eso las hace artísticamente cambiantes, tal como corresponde a la ley de la vida. Con ello se consuma para la escultora el panta rei atribuido al filósofo griego Heráclito, todo fluye, todo está en continuo cambio.